Aquel primer día me sentí algo intimidada y cerre las cortinas, entonces vi que él también se apartó de la ventana. En cierta manera me había respetado, quien sabe, o quizá su mujer entraba en aquel momento por la puerta. La sensación de hacer algo prohibido me alteró y durante esa semana siempre que bajaba mi persiana entre semana miraba hacia la suya.
El siguiente sábado tan esperado, subí la persiana y corrí las cortinas, su ventana estaba abierta pero él no estaba, así que me puse a sacudir alfombras, quitar sábanas y demás. Ni rastro de mi voyeur, vaya decepción. Pero aquel mismo día tuve mi primer contacto cara a cara con él. Al fin y al cabo eramos vecinos de calle y era previsible. Bajaba yo hacia el super a hacer la compra semanal, vestida informalmente con mi chandal y zapatillas y el caminaba por la otra acera. Desde lejos estuve observándole. Alto,canoso y unos 40 años muy bien llevados, vestido muy informalmente pero con estilo, con clase, en plan ejecutivo en día de descanso. Al llegar al tramo de la calle donde indefectiblemente ibamos a unirnos mi corazón latía deprisa y un calor subió por mi cara. Noté su mirada sobre mi, en plan muy disimulado, pero sé que él también me analizó punto a punto.
Así fueron pasando los días y a veces coincidiamos y otras no, mi cambio de piso era inminente y fue testigo de mi mudanza desde su ventana donde el calor del verano hacía que se asomara sin camiseta. He de confesar que fantaseaba con él en muchas ocasiones, dejar de noche la luz encendida y ponerme a hacer cosas malas, pero tenía que tener en cuenta de que vivía delante de un piso de nueve alturas y no era plan. Además guardaba una especie de fidelidad para mi voyeur que tan educado era.
Uno de los últimos sábados antes de irme del piso, levanté la persiana y ahí estaba él. Era nuestra despedida, así que el espectáculo fue intenso y muy divertido. Se escondía en la penumbra como para que no le viera, y cuando finalmente me preocupaba porque pensaba que había perdido la atención en mi corría hacia otra ventana donde tenía echada la persiana y lo veía salir de nuevo hacia el alfeizar buscándome. Supongo que me echará de menos como yo le echo de menos a él. A veces nos cruzamos por el barrio y si tengo ganas le mantengo la mirada, él siempre me mira aunque muchas veces vaya del brazo de su mujer...
Hace un par de noches fui a dar un paseo por mi barrio y pasé por mi antigua calle, y miré hacia su ventana, ha hecho reformas. La ventana que antes era de las normalitas ahora es hasta abajo, tipo balcón. Nadie estaba asomado a ella. Luego mas tarde desde mi casa en la parte trasera busqué de nuevo su ventana y tenía luz, una figura masculina estaba asomada. Pero supongo que él no sabe dónde vivo ni es apenas capaz de verme bien desde allí arriba...pero yo a él si.
Mientras tanto podría contentarme con exponer fotos mías en este blog o en las paginas exhibicionistas que pueblan internet, pero supongo que no es lo mismo, aunque quizá si él las viera..
El siguiente sábado tan esperado, subí la persiana y corrí las cortinas, su ventana estaba abierta pero él no estaba, así que me puse a sacudir alfombras, quitar sábanas y demás. Ni rastro de mi voyeur, vaya decepción. Pero aquel mismo día tuve mi primer contacto cara a cara con él. Al fin y al cabo eramos vecinos de calle y era previsible. Bajaba yo hacia el super a hacer la compra semanal, vestida informalmente con mi chandal y zapatillas y el caminaba por la otra acera. Desde lejos estuve observándole. Alto,canoso y unos 40 años muy bien llevados, vestido muy informalmente pero con estilo, con clase, en plan ejecutivo en día de descanso. Al llegar al tramo de la calle donde indefectiblemente ibamos a unirnos mi corazón latía deprisa y un calor subió por mi cara. Noté su mirada sobre mi, en plan muy disimulado, pero sé que él también me analizó punto a punto.
Así fueron pasando los días y a veces coincidiamos y otras no, mi cambio de piso era inminente y fue testigo de mi mudanza desde su ventana donde el calor del verano hacía que se asomara sin camiseta. He de confesar que fantaseaba con él en muchas ocasiones, dejar de noche la luz encendida y ponerme a hacer cosas malas, pero tenía que tener en cuenta de que vivía delante de un piso de nueve alturas y no era plan. Además guardaba una especie de fidelidad para mi voyeur que tan educado era.
Uno de los últimos sábados antes de irme del piso, levanté la persiana y ahí estaba él. Era nuestra despedida, así que el espectáculo fue intenso y muy divertido. Se escondía en la penumbra como para que no le viera, y cuando finalmente me preocupaba porque pensaba que había perdido la atención en mi corría hacia otra ventana donde tenía echada la persiana y lo veía salir de nuevo hacia el alfeizar buscándome. Supongo que me echará de menos como yo le echo de menos a él. A veces nos cruzamos por el barrio y si tengo ganas le mantengo la mirada, él siempre me mira aunque muchas veces vaya del brazo de su mujer...
Hace un par de noches fui a dar un paseo por mi barrio y pasé por mi antigua calle, y miré hacia su ventana, ha hecho reformas. La ventana que antes era de las normalitas ahora es hasta abajo, tipo balcón. Nadie estaba asomado a ella. Luego mas tarde desde mi casa en la parte trasera busqué de nuevo su ventana y tenía luz, una figura masculina estaba asomada. Pero supongo que él no sabe dónde vivo ni es apenas capaz de verme bien desde allí arriba...pero yo a él si.
Mientras tanto podría contentarme con exponer fotos mías en este blog o en las paginas exhibicionistas que pueblan internet, pero supongo que no es lo mismo, aunque quizá si él las viera..